In Memoriam. “Un vigués ilustre”, por Hanan Alkozi.

Las inquietudes características del profesor Jesús Pintor Just, catedrático de Bioquímica y Biología Molecular en la Universidad Complutense de Madrid, han sido admirables.

Recién graduado en la Universidad de Vigo, en la especialidad de Biología, se trasladó a Madrid para continuar sus estudios. Acabó haciendo la tesis doctoral dirigida por la Drª. Maria Teresa Miras-Portugal, una de sus influencias científicas más importantes, gracias a la cual y a su valía personal le permitió alcanzar las más altas cotas, que le dejaron desarrollar su creatividad, amor por la ciencia y pasión, que él tenía por naturaleza. Esta pasión e inquietud, le llevaron a presentar más de 25 patentes, y numerosos proyectos científicos, tanto a nivel nacional como internacional, en varias ramas, así como estudiar la acondroplasia por motivos personales y científicos derivados de su amistad con la Fundación Magar, donde cada año realizaba un salto pequeño hacía la búsqueda de soluciones frente a está enfermedad, o desarrollar una línea de investigación de melatonina y nucleótidos en el ojo, cubriendo desde la superficie ocular, la enfermedad del glaucoma, “principal causa de ceguera irreversible a nivel mundial”, hasta enfermedades del fondo de ojo (la retina). Además, dirigiendo numerosas tesis doctorales, donde tenía la virtud de dejar a los becarios libres para desarrollar sus creatividad y debatir las ideas para darle un sentido más profundo desde el punto de vista de su amplia experiencia. Todas las personas que han sido enseñados por él como alumnos tanto como becarios pre- y post- doctorales, tanto como sus compañeros profesionales han disfrutado de su manera de presentar y transmitir la ciencia con ilusión.

Pero no cabe duda, Suso ha sido más que un científico brillante, ha sido una persona noble, buena, cariñosa, generosa, tanto en ideas como en sentimientos, con todo el significado que tienen estas palabras. Un buen hijo, hermano, padre, padrino, pareja, familia y amigo. Era una persona esencialmente positiva y nunca jamás tenía la palabra “rendir” en su vocabulario. Siempre apreciaba y absorbía algo para aprender y disfrutar de las personas que encuentra en su camino; de manera humilde y apreciable. Desafortunadamente sufrió una enfermedad grave, un cáncer contra el que luchó, convirtiéndose en un ejemplo para los pacientes con los que compartía las sesiones de tratamiento. Los enfermeros le admiraban y los oncólogos le ponían de ejemplo por su valentía. Tenía la firme convicción de actuar de manera activa contra su enfermedad, y no quedar de forma pasiva, como él diría. Una admirable forma de pensar que llevó hasta el final de sus momentos.

Queda marcada la huella que deja Suso en todas las personas que han tenido la suerte de cruzarse con él en el camino, tanto a nivel personal como profesional.

Descanse en paz.